El máximo símbolo cultural de la llamada Generación X fue Kurt Cobain. Él encarnó como nadie los dolores existenciales provocados por la muerte temporal de los grandes relatos, la caída del muro de Berlín y la mundialización de la hegemonía neoliberal, también conocida como “globalización”.
«White trash» de la Seattle en decadencia por la deslocalización industrial característica del período, Cobain fue la voz una generación entera que lo lloró cuando se pegó el escopetazo, acto que terminó de confirmar la honestidad cruda y brutal detrás de sus atormentadas y desgarradoras canciones.
Para el rock n´ roll en términos artísticos fue la última gran década. El grunge en EEUU (Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, Smashing Pumpkins, etc) y el brit pop inglés (Oasis, Blur, etc) son los sonidos más representativos de esos años sin Spotify ni YouTube, monopolizados por MTV.
Desde mi humilde punto de vista, The Bends de Radiohead es el disco más pulido y acabado del rock de los 90´, una obra maestra. El trabajo de Thom Yorke en este álbum con las guitarras, las voces, las letras es exquisito. Brillante.
Después llegarían los llamados millenials que trocaron el nihilismo catastrofista de la Generación X por un hedonismo escéptico y liviano. La oscuridad nunca volvió a brillar como en los 90´. Al menos no en el rock n´ roll…